« Cuanto más indefensa es una criatura más derecho tiene a ser protegida. »
A partir de los 8-9 años de edad, debemos realizar revisiones más frecuentes y completas a nuestros peludos. Debido al envejecimiento, los órganos se van deteriorando progresivamente y si sufren alguna anomalía, pueden dejar de ejercer plenamente sus funciones. Por ello, necesitamos realizar pruebas diagnósticas específicas para detectar precozmente estas enfermedades e instaurar un tratamiento lo antes posible, proporcionando a nuestros peludos una vida más larga y de mejor calidad.
Este año vamos a centrarnos en las siguientes patologías, que se dan con mayor frecuencia en animales de edad avanzada:
Hasta el 10% de los perros y el 35% de los gatos de edades avanzadas presentan insuficiencia renal crónica.
Los signos clínicos más habituales de la enfermedad renal crónica son la producción de una gran cantidad de orina poco concentrada, aumento del consumo de agua, pérdida de apetito y adelgazamiento. En fases más avanzadas, también pueden observarse vómitos, aliento con olor a amoniaco y debilidad.
Con una analítica sanguínea se pueden detectar cambios en la función renal, mientras en una ecografía abdominal podemos determinar alteraciones en la morfología (completando en gran parte un buen estudio renal).
Los problemas hepáticos en perros mayores también son frecuentes.
En la insuficiencia hepática podemos observar como síntomas: falta de apetito, pérdida de peso, vómitos, diarrea, debilidad, acumulación de líquido en diferentes partes del cuerpo, dilatación abdominal y coloración amarillenta de las mucosas.
Al igual que en la enfermedad renal, en la hepática también es importante la realización de una analítica anual como método de diagnóstico precoz y una ecografía abdominal sólo en los casos necesarios.
Es comúnmente diagnosticada en perros de tamaño pequeño y edad avanzada.
Los principales síntomas de insuficiencia cardíaca son: dificultad respiratoria, aumento de la frecuencia respiratoria, intolerancia al ejercicio físico y alteración en el color de las mucosas (tonalidades gris o azul). Estos signos se presentan cuando la enfermedad cardíaca está muy avanzada.
La auscultación cardíaca y realización de pruebas complementarias (como radiografía torácica y ecocardiografía en los casos donde esté justificada) nos permiten diagnosticar la enfermedad cardíaca en fase temprana, pudiendo instaurar un tratamiento que retrase su evolución.
Por todo ello es fundamental realizar un chequeo anual a todos nuestros pequeños a partir de ciertas edades. ¡El diagnóstico precoz es la clave!
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